Partiendo de nuestro fracaso inicial (la imposibilidad del espacio y por tanto del territorio durante la pandemia), nos pusimos manos a la obra desde lo posible. Y lo posible no es otra cosa que lo que nuestra imaginación puede moldear. Quizás esta tarea de imaginar el Parc Maritime de Gironde no haga más que desplegar experiencias en espacios imaginarios, que no son realmente los espacios del propio Parque Marítimo y que ni siquiera pueden generar territorializaciones reales, pero que, potencialmente, pueden entrar en diálogo con este espacio físico desde el deseo y lo imaginario.

 

Tampoco es un espacio único, sino tantos espacios como haya en cada uno de los universos imaginarios de todos los que trabajan en el proyecto. Y se trataría así de generar nuestros territorios imaginarios. O al menos intenta hacerlo.

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La idea que también nació es confrontar estos espacios imaginarios del Parque Marítimo con los espacios reales, lo que puede ser un ejercicio interesante y podría plantear nuevos interrogantes durante la experiencia del Parque.

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